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> dirija al alto fin para que ha sido criado, es forzoso que Dios se le acerque con su gracia, que le comunique su vir- tud, su poder, sus luces; de otro modo, aunque se vean en él algunas obras conformes á la recta razon y naturalmente bue- nas, no merecen la eterna recompensa ni lo elevan de su baja y miserable esfera. Calle el Estóico, enmudezca á la vista del Evangelio Santo; aquí sólo está la felicidad del hombre y la verdadera moral que hace felices á los pueblos. Jáctense los discípulos de Platon, los de Sócrates, y en nuestros días los Cuákaros y demás infelices que ó no han conocido la revela- cion, ó si la conocieron la han despreciado. Jáctense de vir- tuosos, gloríense enhorabuena de sufridos, filantrópicos, y amantes de la humanidad; digan que viven segun la recta ra- zon. ¿Si no son iluminados de lo alto, si ño entran por la única puerta que conduce al redil, de qué les sirve el obrar bien? ¿Por qué se' glorían? Ellos á pesar de toda su modera- cion y de su decantado amor á la felicidad pública, serán eter- namente desgraciados. Al hombre no lo hace feliz ni la pru- dencia, ni la sagacidad de ingenio, ni lo encumbrado desu en- tendimiento, ni las luces de su razon, ni tampoco el decoro y honestidad de sus operaciones, sino solamente la comunica- cion de la Virtud Divina, la inclinacion de sus ojos paternales hácia nuestra miseria, y su gracia triunfadora. Por más mun- dos que subyuge Alejandro, por más ejércitos que mande Xer- xes, por más riquezas que junte Greso, siempre serán unos séres débiles, unos miserables, unas victimas infelices de las pasiones más groseras, unos entes gravosos á la humanidad, su ruina y á veces su deshonra. Dios los mira con indigna- ción, los sacude léjos de sí, y vibra contra ellos los rayos de su cólera. Por lo tanto, cuando Dios elije á alguno para que sea su amigo y su confidente; cuando quiere hacerlo el instrumento de sus designios para alguna de aquellas grandes obras, en que ha resuelto hacer brillar algunas de sus infinitas perfec- ciones, entónces no lo deja en su estado de miseria, sino lo ti A nd

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