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— YY - tener éstas sin conocimiento de Religion? Nada ménos. El hombre podrá no extender su mano al crimen horroroso por miedo á la Ley; mas imposible es que su corazon esté de «cuerdo con lo que hace, ni que sufra el menor sacrificio de su como- didad sin una razon superior que lo ilumine: ó si la sufre, se- guro está que sea una accion pura, justa y descendida del Pa- dre de las luces, porque ni las busca ni las desea. ¡Infeliz del Reino que aspire á tener buenos ciudadanos sin Religion, que es Jo mismo que aspirar á tener buenos soldados sin táctica, «buenos palacios sin cimientos, buenos magistrados sin leyes. Una niña, educada sin los conocimientos exactos de la Reli- gion, no conoce otro freno que la contenga que el pudor na- tural, débil obstáculo al torrente impetuoso de las pasiones, que sólo pueden reprimirse por la mano vigorosa de una ver- dadera y sólida piedad. ¿Por qué este sexo suele padecer quie- bras tan escandalosas? ¿Por qué infinidad de jóvenes se ven en- tregadas al desarreglo desenfrenado de una lascivia insaciable y devoradora? ¿Por qué el lujo se ha insolentado hasta el ex- tremo que estamos tocando en estos días aciagos? ¿Porqué tan- ta marcialidad, tanto teatro, tanta corrupcion de costumbres? ¿De dónde nace esa multitud de matrimonios divorciados, esos esposos que no pueden contar con las que fueron algun tiempo las delicias de su corazon, esas casas, Ó cubiertas de lágrimas, ú funestadas con el ódio más entrañado, ó disipadas y des- truidas sin decoro, sin explendor, sin riquezas, sino de la falta gravísima que se advierte en los conocimientos de la Re- ligion, de que su educacion fué viciosa, ignorante y sin pie- dad alguna? ¿Cómo es posible que un Estado florezca, que haga un papel brillante en el teatro de las naciones, que abunde en la prosperidad y en los bienes, que puedan hacerle res- petable, cuando se compone de tales ciudadanos? En 1 desgraciada en que un Reino se compone de ciud Ó no conocen, ó sacuden el yugo de la Religion, entónces im. posible es que el hombre deje de cometer a época adanos que cuanto le sugiera su antojo, cuanto se le ocurra serle útil y agradable. Entón- h