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AÑ jovencitas de poca edad, y sólo. tratan con Dios, con Él viven, con Él hablan, tratan con Él los dias y las noches, presentan al Señor como preciosas riquezas sus oracio- nes, y no admitiendo el desposorio terreno, pertenecen yá á la familia de los ángeles (1). Alli aprendian obras de manos, además de la leccion y santa meditacion. ¡Oh, cuánta gloria resultaba á la Religion de estos santuarios de la virtud! Ellos eran, en . boca de Tertuliano y otros antiguos Padres, una prueba ineludible de la santidad del Evangelio, el cual es el solo que puede producir tan sublimes prodigios de vir- tud. Estos los produce tambien y los producirá el Beaterio de la Santísima Trinidad, miéntras sea protegido. S. XI Circunstancias apreciables que concurren en las Beatas de la Santísima Trinidad, dedicadas á esta grande obra. En este Santuario de la piedad se hallan una porcion de virgenes que, consagrando al Señor su pureza, se dedican de un modo ejemplar á la educacion de las niñas. Ellas toman el hábito sagrado en público como las Monjas de Castilla, y con ceremonias tan graves, sórias y religiosas, que llaman la atencion del pueblo, sin diferenciarse este acto de las que se consagran con profesion solemne al Cordero de Dios Inma- culado. Observan la Regla de las Monjas Trinitarias, añadiendo sobre las austeridades de aquel Instituto, la enseñanza pública, y hacen al pié de los Altares sus votos simples de obediencia, pobreza y castidad. Rezan diariamente en el coro el Oficio Parvo de Nuestra Señora, distribuido en sus horas compe- tentes; el Santísimo Rosario y el Trisagio á la Beatísima Tri- nidad. Enseñan y educan en los rudimentos de la Religion y otras cosas de gran utilidad al público y á las niñas, abrazando (1) Tomas Abbreu. ec. 26., n.* 1.*
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