BCCPAM000253-1-12000000000000

a vestidos: éstos se le ponen á los ladus y le hieren con azotes, descargando sobre él muchos golpes sin cesar: Heliodoro cae en tierra, y cubierto todo de oscuridad lo arrebatan, y po- niéndolo en una silla de manos lo arrojan fuera. ¡Castigo ejem- plar, con el cual quiso el Señor dar á entender de un modo tan asombroso, que es el Padre de los huérfanos y desvalidos! Estos ministros de su venganza eran Ángeles huenos, encar- gados por Dios en la defensa de los mismos infelices. Seleuco perdió el trono y pereció en las manos de Heliodoro, y le su- cedió su hermano Antioco Epiphanes. S. IL Leyes antiguas favorables á los huérfanos. Además ha inspirado Dios á todos los pueblos del univer- so el que formen leyes favorables á los huérfanos, y que los protejan con toda solicitud y esmero. Entre los Lacedemonios, un Magistrado compuesto de cinco personas, respetables por su mérito, estaban encargados en el cuidado de los huérfanos. En la Ática el Rey mismo, que unia á su dignidad la sacer- dotal, era el tutor y curador de los huérfanos, y el que en- tendia en su defensa. Entre los Romanos, si algun huérfano no tenía tutor que cuidase de él, siendo en Roma, se le se- ñalaba el Pretor, ó la mayor parte de los Tribunos de la plebe, y si era en las provincias del Imperio, se le señalaba su Le- gado, ó los Presidentes, ó el Prefecto del Egipto. En los Mu- nicipios era este cargo propio del Magistrado, como consta de las leyes imperiales; si el que se nombraba estaba ausente, para que el huérfano no tuviese que sufrir cosa alguna mién- tras llegaba su tutor, se le nombraba otro que hiciese sus ve- ces interinamente. Habia tambien tutores honorarios, gue te- nian la comision decorosa é importantísima de observar 4 los tutores subalternos y ver cómo llenaban sus deberes. Provi- dencia particular del Señor, para que estos pequeñitos, que por su tierna edad y debilidad de sus talentos no pueden 2

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz