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— Y8— esportilla entre sus manos; ya entra en las casas de los po- derosos, ya en los palacios, ya en la de los artesanos y de las gentos más humildes, implorando la compasion de todas las clases, sin descansar. El es el instrumento más clásico de la Divina Providencia. Por su mano entraron aqui tan copiosas limosnas, que llegaron á mantenerse á un mismo tiempo treinta y seis Beatas y doscientas niñas, todo fruto de su gran caridad. Este Sacerdote fué el que consiguió ganar el corazon dócil del Emmo, Sr. Cardenal de Borbon pará que diese tanto como dió, con lo que se ha agrandado y hermo- seado de manera esta Casa, que es yá uno de los edificios públicos más hermosos de Sevilla. ¡Oh, cuántas bendiciones habrá recibido yá del Eterno Remunerador! Tambien se le debe mucho al Sr. D, Fernando de Medina, y á otros sugetos que no nombro porque aún viven: estos hacen continuamen- _te heroismos de misericordia. ¡Ay, el Altísimo los prospere eternamente! Y ¿qué diré de las bendiciones que están vi- niendo en la actualidad sobre Sevilla por tener dentro de sus murallas esta fundacion de la Madre Isabel? Oidlo y pasmáos. Esta mujer pobre y débil ha hecho más, y está haciendo en el dia por medio de sus hijas, que todos los sábios de la Europa con sus filantrópicos recursos. ¡Ay! ellos arruinan y no edifican, echan por tierra y no levantan, devoran con hambre insaciable, y nada perdonan. Ellos quisieran á un mismo- tiempo acabar con todos los Tronos y sepultarlos ba- jo los escombros de los Altares todos; que los pueblos se vean reducidos á la desolacion más pavorosa; que sé inunden en la sangre inocente hasta los campos y los valles; que el huér- fano y el desvalido espiren bajo la cuchilla feroz, ó victimas de la miseria y del abandono, para ellos importa muy poco, con tal de realizar sus iniícuos proyectos. ¡Séres abominables! El Cielo os detesta, la humanidad os aborrece, la naturaleza se avergúenza de haberos producido. Esto lo hemos visto, lo hemos tocado, y seria muy necio y grosero el que después de tantas experiencias diese crédito á las halagúcñas prome-