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2) Por tu vida no la desmerezrcas: la jasticiay elin- leres exigen de ti que no seas menos que los demas: —' Oegenerarás de verdadero español, si te desvias de es- ta (como su nata) piedad. Verdad es, que Maria santi- | sima en enalquier misterio que la consideres, há sido es y será, la primera sin segunda; m s el de este pre - sioso y privilegiado instante há sido, y no dejará de ser, principio, origen y raiz de todo lo que María es en si y há de ser pará con los hombres; extiende el vuelo á esta piadosa reflexion: figuratela águila real, que llegó hasta ponerse sola con solo Dios, sin haber vuelto jamas al enemigo su cara: aurora de la eterna Juz, vestida siempre de los candores de la gracia: cen- | tro del amor divino, donde tuvo sus eomplacencias la , Trinidad beatisima; medita la ciudad santa, donde no en'ró cosa manchada: ciudad de refugio, cuyas puertas día y noche se hallan abiertas para el socorro de los que las solicitan en sus aflicciones. Jerusalen celestial, ideada enla mismas gloria, é iluminada econ la claridad de Dios; considera la columna de fuego, que nunca se apagó por la enlpa: eópia ajustada de toda santidad real; depósito de todas las prerrogativas y gracias que perdieron los angeles y los hombres: desempeño de Dios y su grandeza en las vastas ideas del supremo Ser,: es- pejo sín mancha de la magestad de Dios, €e> que re. verbera la imagen de su Hijo Lumanado, y deshaoga tu

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