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(3) de pecado original. Esta nueva, esta definision ansiosamente esperada por una larga seric de generaciones, ha llenado de la mas dulce satisfaccion á todos los buenos cristianos. Rego- cigese, pues, toda la tierra, por el unánime triunfo de la incomparable criatura de quien le han venido y le vendrán hasta la fin todos los bienes (1) y á4la cual 4 una voz ban aclamado desde los mas remotos siglos SU VIDA, SU DULZURA Y SU ESPERANZA, cuantos en la tier- ra gimen y lloran como desterrados que suspiran por arribar a su patria, la celestial Jerusalen. Y tú al frente de las naciones, regocijate, religiosa España, católica en la corona de tus reyes, católica en el corazon de todos tus naturales. Adoradora anticipada del dulcísimo misterio de María en el primer instante de su ser natural, que hoy ha declarado de fé en toda la Iglesia de Dios el Pontífice del Vaticano, bien mec- reces lomar una parte principal en el inmenso triunfo que con semejante motivo agita de piadoso entusiasmo al universo católico. Abre tú el corazon a la confapza en tu purisima Patrona; que si nodecae en tí la devo- cion que le tienes acreditada desde los tiempos apostó - licos, no deberás temer te deje postergada en sus altí si- mas misericordias; en las misericurdias que la Iglesia (1) Sapient. VIL 44,