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sobre el propio estado. 497 a el tiempo de los exercicios me ha iluminado. En los dubios de conciencia que pueden ocurrirme, “obre si yo puedo Ó no puedo ha- cr tal ó tal cosa, no debo fiar- imc de mi mismo , sino recorrer 4 quien sabe y puede aconsejarmes jolque de otra suerte, a querer yo hacer del Theologo , me me- gré en un precipicio. Procuraré , por tanto , elegir smpre por mi Confesor aquel Ieligiososque conoceré mas do= udo de doctrina , de prudencia y aridad , el qual sepa y pueda ins» irme y dirigirme en todas mis Mesidades. En este punto de la leccion de Confesor no quiera star d mi mayor genio, ni d mi listo en tomar este Ó aquel y, si- to buscar el que mas pueda ase- úrar la conducta de mi alma por bs medios mas posibles. Para conocer qual sea mejor Confesor para mi, quiero consi- krar en la familia donde estaré, Y 2 qual