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sobre el propio estado 491 Asi como el Predicador no debe msoberbecerse entre las alabanzas, girambien no debe envilegerse en- ye los vituperios. Cumpla su mi- sisterio con - la debida prudencia no curandose de saber aquello que se dice Ó se hace , reciba de h mano de Dios la humillaciong ruviere algun encuentro ,*acor- aise de los: Apostoles ; que: Ibant guudentes , quoniam digni habitó junte. pro nomíne Jesu contumeliam pri. Jamás la sensualidad se cubre ejor. debaxo del. pretexto de la ecesidad, que en aquellos dias-en ue se predica , haciendose en- onces ¿licitas las delicadezas- y comodidades$ y sin embargo: jas más se deberia «practicar: tanto la penitencia! en si mismo , como quando tiene: de predicarla d-los Otros. ; Ministerium meum bonorificabo, Rom. 11. 13. Asi decia 4. los¡Ro- manos S. Pablo'g'y asi debo 0 Ñ c- 2

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