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gon Noveno dia. que mie pueda impedir, esto ; sino aquelcja- qu: AFAYED ¡Aena mi, y que tiene de ser mortificady r mi mismo. : « En las reflexiones del Paraysom sé yo, cómo me «pueda ser em fadosa la muerte, niamable la vi. da. Si valiese el decir que quan mas vivo; mas me aseguro y úl mento la gloria: lo tendría py muy razonable 3; pero antesb; al fin de cada dia, encuentro má infeliz experiencia todo al e rio. Ay de mi! y r Debo pues procurar,no solame te la salud de mi alma, sino ta bien la de las de mis proximos, de aquellos mismos que ahora m parece que me tienen odio. O qu grande:me será en el Parayso€ ozo , si me viere allá en comp ia de aquellas personas,que me? brán querido mal, y habrán habl do mal de mi! Qué reconocidosmf estarán , quando reconozcan que salvarom por medio de mis orací nes! 2