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LAS· CONSTITUCIONES DE ALBACINA 267 bilidad y humildad y con toda reverencia el uno al otro, absteniéndose de todo acto de soberbia o de superioridad, como conviene a los devotos y humildes siervos del Crucificado. 59. Igualmente, ordenamos, bajo pena de excomumon y privación de oficio, que ningún hermano de nuestra Congregación se pase a otra pro– vincia sin la obediencia del Vicario General. 60. Igualmente, que ninguno de nuestros hermanos vaya sin la obe– diencia cuando camina de un lugar a otro, o de provincia en provincia; y siempre con el compañero, si cómodamente puede hacerse. 61. Igualmente, que el número de hermanos para los eremitorios no pase de siete u ocho, excepto si se trata de una ciudad grande, donde cómodamente y con toda facilidad podrían estar diez o doce hermanos, o un número aproximado. En los otros pueblos o ciudades comunes, quiero que no se pase del número de ocho hermanos. Y esto para que más cómoda y fácilmente se observe nuestra Regla y pobreza, según la voluntad de nuestro Padre, de quien se lee en las crónicas de la Orden que ésta era su voluntad, a saber, que hubiese pocos hermanos en los lugares. 20 62. Igualmente, ordenamos, para que se observen mejor las presentes constituciones, que los prelados las hagan leer una vez a la semana; y si fueran negligentes en esto, sean castigados a juicio de sus vicarios; y si, amonestados tres veces por sus superiores, no se enmiendan, sean depues– tos de sus oficios. 63. Igualmente, si los superiores mayores fueran (negligentes) en hacer observar las presentes constituciones y leerlas según se ordena, e imponer penitencia a los incumplidores, penitencia que dejo a su juicio, si, des– pués de haber sido amonestados, no se enmiendan, sean depuestos del oficio. 64. Igualmente, que en la iglesia no se tengan más de dos paramentos sacerdotales, o bien tres, uno festivo y dos feriales, sin terciopelo, seda u oro, y sin ninguna otra curiosidad, excepto en algunos lugares en los que se encontrasen ya confeccionados, y máxime las fimbrias y cruces tanto de las casullas como de las a}bas y estolas. 65. Igualmente, que los ante-altares o frontales sean también simples, y de paño; y que en los lugares no haya más de dos cálices, si es posible tenerlos de peltre, ténganlos; y para esto, procúrese diligentemente tener– los de peltre, a fin de que se excluya de los lugares en que habitamos toda curiosidad, superfluidad y preciosidad de oro, plata, seda y tercio– pelo, y resplandezca en ellos toda pobreza y austeridad, considerando que el Señor no mira las manos y los utensilios, sino nuestros corazones, 2 ° Cf. REr 1; 2 Ce! 70; EP 10.
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