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OLEGARIO DE BARCELONA EN VENEZUELA 319 B) Vida religiosa y legislación gubernamental. En 1824 se aprueba la Ley del Patronato, pese a la opos1c10n de varios obispos, como hemos visto. En 1826 el Gobierno prohíbe admi– tir al noviciado a menores de 25 años de edad, y suprimía los conven– tos que para 1821 no tenían ocho religiosos sacerdotes permanentes. Con lo cual casi todos los conventos quedaron suprimidos por carecer de ocho religiosos para 1821. Simón Bolívar da dos decretos para restablecer la vida religiosa en Venezuela, en 1826 y 1828, pero tuvie– ron poco efecto, pues fueron suprimidos todos los conventos mascu– linos definitivamente en 1837, y, por lo tanto, toda vida religiosa masculina, mediante decreto del 2 de febrero. Dicho decreto además ratificaba la supresión de los conventos existentes por las leyes de 1821 y 1826, al tiempo que se derogan las leyes dadas por el Libertador sobre ese particular. Ya antes, en 1833, se habían suprimidos los diezmos de la Iglesia y el clero era pagado por el erario nacional, aunque de hecho no solía ser pagado y cuando lo era, siempre tarde. A partir de ese año de 1837 «se esfumaron en Venezuela las espe– ranzas de mantener la vida religiosa en las órdenes de varones». 6 Los que se quedan, pues una parte emigra a las islas caribeñas, se dedican -algunos a la docencia- y la mayoría en el interior del país a la vida parroquial, siendo obligados para ello a secularizarse, es decir, a dejar el hábito religioso y pasar a la dependencia directa del obispo. No han transcurrido cuatro años del decreto de extinción de la vida religiosa masculina cuando el Gobierno, a través del Pbro. José Manuel Alegría, pide misioneros para restablecer las misiones entre indígenas. El 9 de julio de 1842 llega a Cumaná el primer grupo de capuchinos, que sin duda no será el último, ni los únicos religiosos que vendrán, aunque sí constituyó el contingente más numeroso. «Por lo que se refiere al número total de Capuchinos llegados a Ve– nezuela en los años 42 y 43, (...) figuran más de setenta religiosos Capuchinos entre sacerdotes, coristas y hermanos legos».7 Pronto estos religiosos comenzaron a encontrar dificultades y trabas por parte de la autoridad civil y eclesiástica, para llevar a cabo su misión entre indígenas y para vivir la vida religiosa «regular». Ante esto unos emigran a países centroamericanos o Cuba, o bien se dedican en 6. Herman GoNZÁLEZ, Vida religiosa en la V enezuela Republicana, en SECORVE, La vida consagrada en el contexto histórico de la Venezuela del siglo XI X , Serie Cuadernos, núm. 1 (1990), p. 84. 7. Cayetano de CARROCERA, o. c., p. 44. Y corrobora su afirmación haciendo la lista de todos los fralies capuchinos llegados, alcanzando la cifra de 75.

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