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318 JESÚS DE LA TORRE ) recortando los diezmos que recibía la Iglesia, suprimiendo conven– tos, etc. Los tres obispos de Venezuela, Buenaventura Arias (de Mé– rida), Miriano Talavera (de Guayana), y sobre todo Ramón Ignacio Méndez (arzobispo de Caracas) se niegan a firmar «la Constitución» del 23 de septiembre de 1830, de la nueva república venezolana, por– que regulaba asuntos referentes a la Iglesia, y lo hacía de modo desfa. vorable para con ésta. Son expulsados del país por ello. Aun cuando vuelvan más tarde al país seguirán oponiéndose a dicha Constitu• ción en lo concerniente a la relación del Estado con la Iglesia. 4 Ramón Ignacio Méndez morirá en 1839, durante su segundo destierro, y le sucede Ignacio Fernández Peña que está al frente de la Iglesia de Venezuela de 1841 a 1849 en el arzobispo de Caracas. A éste le sucede Mons. Silvestre Guevara y Lira, estando de 1852 a 1876 al frente de dicho arzobispado. Con Guevara y Lira las relaciones entre la Iglesia y el Estado se vuelven a hacer agudamente conflictivas, particularmente en tiempo de Guzmán Blanco, hasta el punto de que el dictador propone al congreso de diputados proclamar una «iglesia venezolana» al margen de la «iglesia católica romana». A dicho arzobispo le pide Roma en 1876 que renuncie al arzobispado de Cara– cas, para evitar el cisma. 5 Accede y le sucede José Antonio Ponte, de 1876 a 1883, año en que muere; y a éste Críspulo Uzcátegui que estará al frente del arzobispo hasta 1904. Guzmán Blanco, durante su dicta– dura (1870-1887) trató de someter a la Iglesia a su capricho e inte– reses, de ahí la oposición de Guevara y Lira, mientras que los otros arzobispos fueron más condescendientes con él, quizás como mal menor para la Iglesia. Los gobernantes posteriores no serán tan ene– migos de la Iglesia, y comenzarán a dejarle cierta libertad de mo– vimiento. Por tanto, acabado el régimen colonial la Iglesia fue perdiendo posiciones y fuerza ante el poder civil. Su punto álgido llega con Guzmán Blanco, cuando se enseña fieramente contra la Iglesia. Si en otros países los partidos conservadores respaldaban a la Iglesia, no sucedía lo mismo en Venezuela, donde tanto los conservadores como los liberales -aunque más éstos- trataron de adueñarse de las tenen• cías de la Iglesia y tenerla sometida. 4 . Cf. CEHILA, Historia general de la Iglesia en América Latina, vol. VII: «Colombia Y Venezuela», Sígueme, Salamanca 1981, pp. 308-343. 5. Cf. N. E. NAVARRO, Anales eclesiásticos venezolanos, Tip. Americana, Caracas 1951", pp. 348-349.

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