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316 JESÚS DE LA TORRE y la iglesia veía que el Gobierno se entrometía en sus asuntos y recor– taba su acción y recursos. 2.1. La situación política, social y económica Venezuela, al constituirse república independiente de la Gran Colombia en 1830, es un país agotado por la guerra y con la pobla– ción diezmada (una tercera parte de la población). La economía está por los suelos. Ante el desconcierto, el miedo a la anarquía y la resis– tencia a un cambio social y pérdida de privilegios, los gobernantes -sobre todo José Antonio Páez y más tarde la saga de los Monagas– gobernaron con fuerza e imposición, y marcado personalismo y favo– ritismos. Las promesas de distribución de tierras después de la guerra de la independencia nunca los campesinos llegaron a verla, y, salvo excepciones, ni siquiera los soldados que lucharon por la causa independentista. En verdad los altos militares y generales se apro– piaron de la mayoría de las tierras del régimen colonial, y constitu– yeron ahora una pequeña oligarquía. A este grupo se irán sumando los grandes comerciantes, los políticos e intelectuales de alta alcur– uia. Las diferencias sociales quedaban en la práctica como antes, e incluso la esclavitud del negro seguía manteninéndose. La línea eco– nómica era eminentemente liberal, marcada por el secretario de Hacienda, Santos Michelena, admirador de Adam Smith. Para 1837 la estabilidad era muy precaria ya que ninguno de los problemas de fondo estaba solucionado: los esclavos y peones estaban como antes, no había distribución de tierra, y había una pequeña oligarquía que detentaba el •poder político y en gran parte lo eco– nómico. La economía trataba de recuperarse, pero no tenía dinamis– mo como para sobreponerse al sistema colonial. En 1839 comienza a expresarse el malestar económico en forma de oposición política. Hasta entonces propiamente en Venezuela no había habido partidos políticos, pues incluso la dirigencia civil hasta entonces se había manifestado «paecista». Comienza el descontento y el ver siempre las mismas caras en el gobierno. Uno de los hasta entonces paecistas, Antonio Leocadio Guzmán, pasa a formar la oposición en gran parte por motivos personales y rencillas con Páez. Se crea así una oligar– quía liberal y una oligarquía conservadora. La primera en 1840, diri– gida por Leocadio Guzmán, funda el Partido Liberal, compuesto por antiguos marqueses, condes y aristócratas, todos ellos excolaborado– res del gobierno. Los liberales se convirtieron en el símbolo de lucha contra el orden establecido y la oligarquía, aunque ellos mismos
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