BCCPAM000160-1,5p1992P313d000

328 JESÚS DE LA TORRE ) derá a que sea enterrado dentro del templo de la Divina Pastora, para lo cual se requería permiso del presidente. Guzmán Blanco le dio el primer aporte económico para comenzar su templo dedicado a la Virgen. Desde que estuvo en Oriente tuvo oportunidad de conocer a los Monagas. Aprovechó la amistad con esa familia para influir positivamente en ellos, hasta lograr que José Gregorio Monagas diera el decreto del 24 de marzo de 1854 aboliendo la esclavitud de fos negros en Venezuela. 24 Eran sus méritos y virtudes lo que producía admiración en todo tipo de personas. Su honradez, sinceridad y cer– canía para con el débil o el extraviado, o simplemente para escuchar calmadamente al que lo necesitaba y después darle un consejo cer– tero constituyó su baluarte de popularidad. Muchas anécdotas se podrían contar, bástenos ésta cuando recogía limosnas para levantar su iglesia: «Iba en pos de limosnas para esa construcción, durante la cual le veían todos cruzar la ciudad de extremo a extremo con ·su bolsita de pana roja suplicando limosnas a todo ser viviente. Llegó Fray Olegario cierto día al almacén de Santana Hermanos y Don Carlos, depositó disimuladamente una onza de oro en la bolsita del fraile, el cual, al salir del almacén, tuvo curiosidad de saber cuánto le habían dado, y al ver la onza, acostumbrado como estaba a no recibir cantidades, pensó que se trataba ,de una equivocación, y con la moneda en la mano entró de nuevo en el almacén diciendo: "Don Carlos, usted se ha equivocado sin duda, pues en vez de un fuerte me dio una onza". Admirados los Santana de tal honradez, dijo D. Marcos, que era el jefe de la firma: "Sí, padre: hubo error y bien merece usted que en vez de una onza, le demos dos"; y así lo hizo». 25 Su popularidad se veía acrecentada cuando discernía las condiciones de las personas y las invitaba al arrepentimiento. Invitación a la que difícilmente se resistían porque sabía el pecador que el P. Olegario decía la verdad y lo quería ayudar. Entonces se entablaba una rela– ción muy interpersonal entre Olegario y esa persona reconciliada con Dios. La barba larga de este fraile imponía respecto a los niños, pero él sabía ganárselos para su causa, la causa del Reino, con el cariño y gratificándoles cuando se portaban bien e iban fielmente al catecismo. Para ellos tenía siempre una golosina, un trompo e inclu- so papagayos. 26 24. «Se dijo con algún fundamento que las únicas personas que conocieron con antela– ción el decreto que libertó a los esclavos, fueron el doctor Planas y el Padre Olegari~. y que fue éste quien más influyó en el ánimo del Magistrado para que saliera a luz aquei documento que llevaba guardado 25 años», Lucas MANZANO, «Tradiciones caraqueñas. La Pas– tora <le! Padre Olegario», en Venezuela Misionera, núm. 184 (1954), p. 141. (Caracas), el 4 de octubre de 1900, con motivo del fallecimiento del P. Olegario. 25. !bid., pp. 141-142. 26. Cf. ibid. , p. 142.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz