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OLEGARIO DE BARCELONA EN VENEZUELA 327 El amor a María, constituyó otro de los pilares de su orac10n y de:vocíón. Gustosamente tomó a su cuidado, desde que se lo ofre– cieron, · el cuidado de la capilla de .la Divina Pastora. Esa capilla sencilla era un receptáculo _digno parn cobijar a la Madre de Dios. Pero pronto concibió la idea de· hacer algq más grandioso · y más digno aún, para María. Inició la construcción de la actual iglesia de la Divina Pastora de Caracas, templo de estilo renacentista y orden dórico, conformado por tres naves amplias. Vio culminada su obra en 1890, y el mismo día de su inauguración, el 8 de septiembre de 1890, se erigió como iglesia parroquial dedicada a la Virgen María, bajo el título de «La Divina Pastora». Devoción que iniciara en España _el capuchino P. Isidoro de Sevilla en 1703, y que después trajeron los capuchinos a Venezuela. Los restos mortales de Olegario fueron colocados donde merecían, en el presbiterio del altar mayor presi– dido por la Madre de Dios que cobija en su regazo a todos sus hijos. VII . . ENTREGADO AL SERVICIO DEL PUEBLO El porte majestuoso de fray Olegario, así como sus alabanzas y agasajos por sus dotes de canto, no fueron óbice para acercarse a la gente sencilla. Era, sin duda, con estas personas con quienes más feliz se encontraba. Para la gente desdichada y pobre siempre tenía la mano abierta. No solamente vivía para el pueblo, sino que también «convivía» .con él. Hizo, desde el evangelio y el carisma de san Fran– cisco de Asís, de los menores su predicación. Éstos sin duda que supieron agradecérselo. Bástenos el último adiós que le dan en su veJorio: «Durante el resto del día, el vasto recinto de la Pastora fue estrechísimo para contener las multitudes que a cada instante se renovaban, acudiendo de todos los barrios de Caracas para renovar y rendir el postrer homenaje a los méritos insignes del Reverendo PADRE OLEGARIO (...). Cuando todo estuvo concluido, abandonó silen.ciosamente la muchedumbre el recinto del bellísimo santuario, llena el alma de amarga pena, pero satisfecha de haber cumplido un sagrado deber de amor y gratitud». 23 No sólo era respetado y tenido en consideración por los sencillos, sino también por los grandes. Tenía influencia a nivel social, e inclu– so en las altas esferas. Muestra de ello es que la esposa del pre– sidente Cipriano Castro, Zoila de Castro, al enterarse de la gravedad que reviste su enfermedad va a visitarlo, además de manifestarle su aprecio ·de otras múltiples maneras. El mismo Cipriano Castro acce- 23. Periódico La Religión (Caracas), 4 de octubre de 1900.

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