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322 JESÚS DE LA TORRE ' 1850 lo encargaron de la parroquia de Barcelona. 11 Allí estará desde junio de ese año hasta finales de abril de 1867. En más de una oca– sión será sustituido por el capuchino Nicolás de Odena, que era cura de Cantaura. En Barcelona permaneció Olegario hasta agosto de 1868. De los años 1854 a 1868 desempeña el cargo de Capellán Mayor del Ejército. Esto le permite recorrer diversas comarcas del país, y moralizar a las tropas. En 1868 se va a Caracas, donde el P. Valentín de San Juan de las Abadesas, capuchino, y párroco entonces de la iglesia de San Pablo, lo acoge y le hace su ayudante. Desde allí atiende diver– sos hospitales. Ya desde el 9 de diciembre de 1853 tenía permiso para «secularizarse», es decir, para hacerse «sacerdote secular». Esto im– plicaba dejar el hábito capuchino y pasar a depender jurídicamente del obispo y no de la Orden. Se vio obligado a ello si quería perma– necer en el país, pues la vida religiosa masculina había sido supri– mida defiintivamente desde 1848. En este estado de vida y en medio del conflicto de Guzmán Blanco y el arzobispo Guevara y Lira, que le tocará vivir al P. Olegario de cerca, anhela dedicarse más a la soledad y vivir más tranquilo. La ocasión llegó cuando se le ofreció encargarse del culto de la «Capilla de la Divina Pastora», ubicada en el norte de Caracas y apartada del centro de la ciudad. El primero de abril de 1878 es nombrado Capellán de dicha capilla, que perte– necía jurídicamente -por aquel entonces a la parroquia de Alta– gracia-. Desde que se hizo cargo de la capilla el P. Olegario proyectó hacer una iglesia buena y grande. El día en que se inauguró la nueva iglesia, el 8 de septiembre de 1890, también fue erigida como parro– quia eclesiástica. El P. Olegario conseguía uno de sus sueños, elevar un templo a la Virgen en esta tierra venezolana, tan querida por él. Nunca más se alejará de este tempo, y pudiéramos decir que ni siquie– ra después de muerto, pues allí fue enterrado. Fue el primer párroco de la parroquia la Divina Pastora de Caracas y estuvo al frente de las misma hasta el 2 de octubre de 1900, en que falleció. 12 Olegario amó de corazón a Venezuela y su gente. Por ellos gastó sus energías. Así lo afirma uno de tantos venezolanos contemporáneos de este fraile de sayal: «Dejó de ser en la tierra el misionero que, modelado 11. Cf. Ibid., p . 106; M. AcEVEDO LA LINDE en su obra Histotia de Aragua de Barcelona, del Edo. Anzoátegui y de la Nueva Andalucía, vol. I , Imprenta Nacional, Caracas 1959, cita al P. Olegario de Barcelona (u Olegario Planas) en diversas ocasiones. En la página 632 apa– rece nombrado cura y vicario interino de la parroquia de Barcelona en 1851; en las pági– nas 619 a 622 aparece en esa misma parroquia en los libros de bautismos (1860-1866), de matrimonios (1851) y de entierros (1854-1860); y en la página 629 señala que el P. Olegario fue sacerdote de S. Diego de Putucuar en 1851 y de 1855 a 1859. En la página 632 fray Nicolás de Odena, cura de Cantaura, se encarga de la parroquia de Barcelona temporalmente durante 1867, pues para 1868 ya hay otro cura. 12. Cf. Cayetano de CARROCERA , c. e, pp. 106-117.
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