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390 Iylesia, y el mas propio para hacernos entrar en las disposiciones que exivá el Sacrificio; pero tengan gran cuida. do los Ministros del Señor de atajar y corregir todos los. abusos que en ésta manera de oir Misa se puedan intros ducir, como el que piensen: que consaí gran como el Sacerdote. ete. mi Despues de este el mas edificante es el que la Iglesia nos sugiere en cier. tas Oraciones, en las que se les espli. can las de la Liturgia de una manera elara y análoga al espiritu de la Fe, sin erder jamás de vista la accion misma del Sacrificio, uniendo de tal manera $u intencion con la de la Iglesia que las diferentes Oraciones que recíte ani- men los sentimientos que deben pene- trarle de suerte que acompañe al Sobe- rano Sacrificador en la Oracion, en la alabanza, en la inmolacion; en la ado- racion, y en fin de que pueda decirse con verdad que entre los Cristianos es uno el corazon, uno mismo el es- píritu, y una misma le Victima, El tercer método es digno de la mayor reprehension, esto es, de aquella costumbre que tienen muchos Cristia- nos de decir en la Misa cuantas Ora-

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