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319 otras; Aqnimo tenemos Ciudad perma- nente, y nuestros deseos: se dirigen á poseer la eterna; otras; Señor nos ha- veis. hecho. para :vos, y “Asi nuestro co- razon está inquieto hasta que descan- se:en vos: otras en fin, todos los «des: endidos del mundo claman por: habi= tar aquella Gloria que nos espera, aque- la «Ciudad de. Paz y Casa del Señor, aquella Ciudad de la cual dijo S.- Pa: blo. que tan. cercano estubo :4 ella arres batado hasta el tercer Cielo:sin saber es. plicar lo que hay: en ella, y solo se dá á en- tender por negaciones, diciendo y citando (44 Isaias Cap: 64. 4.) (1, Corint, Cap. 2. 9.) Que ni los ojos vieron, ni los vidos percibieron, ni el corazon huma- ho con su dilatada esféra es capaz de compreender aquellos bienes que Dios tiene preparados á los que le aman. Para conseguir este bien y vencer los enemigos que sin cesar trabajan pa- ra apartarnos de él, armandose como uh Leon rugiente, no hay medio como la oracion, y así nos dijo Jesucrito, velar y Orar para no entrar en tentacion (8. Math. 26. 41.) La oracion es el remedio mas eficaz para arrancar los vicios, el mas escelente subsidio para adquirir las virtu-

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