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| 805 do 4 la ley dela Circuncision,-no co- mo medicina de pecados propios pues no lo tuvisteis ni podiais tenerlos; si- no como medicina de los nuestros, que habiais de borrar con vuestra sangre en la Cruz; vuestro amor inmenso - 0s- ha obligado 4 que desde la entrada en el | mundo comenzases el oficio de Reden- tor, ofreciendo: al Padre las primisias | de tu preciosa Sangre por la salud del | linage humano; y que nos dais un | egemplo tan prodigioso de obediencia | A vuestros mandamientos, observando la ley que no te obligaba; y para dar testimonio que erais Hijo de Abrahan, 4 quien primero impuso Dios el precep- to de la Circuncision, y en doude te se impuso el Nombre Santísimo de Je- sus conforme la prediccion del Angel. Arrancad, cirenncidad en nosotros lo que os ofende con los pensamientos, pa- ' labras, y obras, para que pensando, ha- blando, y obrando, nada havamos que | sea contrario á vuestra Santisima Ley. Mirad Señor que nos presentamos de- » lante de vos, nuestros corazones, nues- tra lengua, nuestros sentidos, y nues- tros miembros se esfuerzan para cum=- plir vuestros preceptos; pero por si so- O E - +
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