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300 mentísimo cuanto está de su parte: no guiere condenar á nadie, sino que quie. re á todos salvarnos; asi lo dice «por $, Juan, que no vino á juzgar al mu do sino á salvarlo; ci á nosotros nos toca aprovecharnos de la misericordia del Señor, haciendo con tiempo jui. cio de nosotros mismos confesando nues. tros pecados con verdadero dolor, en. mendando nuestras vidas para «ue én la hora de Ja muerte y en el fin del mundo, que nos hemos de presentar de. lante de este gran Juez, no halle peca. dos que condenar ni que castigar en nosotros, porque dice el Apóstol $, Juan si confesamos nuestros pecados con ver- dadero arrepentimiento, Justo es Dios en cumplir sus promesas, y asi-nos per. donará por los méritos de nuestro Se: ñor Jesucristo nuestro Salvador; pero la misericordia no es para queel hom- bre tome de ella ocasion para ofender á su Dios, sino para que sea agrade- Cido, nó desespere y enmiende su vi- da cuidando de caminar de virtud en virtud hasta la muerte. pal

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