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| 197 A donde espera el grave Zacarias, Bañando el rostro en lágrimas gozosas: Atras volvieron los pasados dias, | Sus rugas se escondierun temerosas, Su Sangre se alegró, y su blanca nieve Temióá los Soles que la Virgen mueve. Rodeado de todos sus Zagales El Venerable Sacerdote mudo, Las ropas tiende sobre los umbrales, Por donde pasa el jumentillo rudo: Y al deudo fiel de las Personas Reales Asi juntó: con un estrecho nudo, ] Siendo los ojos lenguas de su gozo, Adonde el Alma muestra su alborozo. Una vez, y otra al gran José abraza, Quiere soltar la lengua atada; y presa, Y vé que justamente se la enlaza La injusta duda de la fiel promesa: Y á noser delos Cielos digna traza, La gloria, que en el Alma tiene impresa, La habla le volviera en tal suceso, e Como el temor al: Hijo del Rey Creso. En esto la Cristifera Maria: Gozosa las cerradas puertas pasa Llenando con sus rayos de alegria, De nueva gloria la dichosa casa: Sale al Sol bello, que dá luz al dia, La Vieja grave, con placer sin taza, | Alas haciendo de los flacos brazos +