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[xvn] que peligros me espongo por merecer vuestra admiracion! Ya sigue la. bárba- ra constumbre, y la Esposa india se at= roja á la hoguera para honrar la muer» te de un esposo que la trataba como esclava; tambien esta razon se estravia por el temperamento, el humor, y las circunstancias: la tristeza la abate, la alegria la exalta, el odio la enciende, el miedo la hiela, la abundancia de la sangre y de los espiritus la pone festi- ya, con la melancolia esta sombria, en los flemálicos es perezosa, en la infan- cia debil, en la juventud audaz, en la edad madura la absorven, el interes y la ambiciony aun tambien se qnema con la sensualidad, en la vegez se marchita 6 senpaga: ¡triste retrato de la huma- na razon yiciada con la culpa! A esta razon lebantan altares los hombres que no siguen la Religion, pero el verdade- ro cristiano la sugeta siempre á las maximas invariables de la fé oponien- do á cada vicio su virtud; desprecia aquellas perversas doctrinas de aquellos filosofos atrevidos, que se ban levanta- do en nuestros dias, que tienen á la Religion por yugo de los vulgares, ni conocen. justicia ni E ió dicen que