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145 - du palabra: ¡Mirad que obediencia tan ronta! ¡Qué deseos tan devotos! ¡Qué te tan firme! ¡Qué consentimiento tan humilde! No soy de mi potestad sino Esclava del Señor dice: con su grande fe dá credito al Angel y asi le respon- de hagase en mi segun me lo has co- municado: con su humildad se llama Esclava del Señor enmedio de tantas grandezas que se le ofrecian y por con= siguiente, juzgandose indigna de ser Madre de Dios, se pone cuanto está de su parte en el último lugar que es en el de las Eclavas; y con su grande o- bediencia y resignacion se deja en las manos de Dios, y se ofrece 4 cumplir prontamente lo que le ordena por me- dio del Angel. ¡O Virgen obedientisi- ma, humildisima y sapientisima, con que hermosura habeis unido cosas tan dis- tantes! Habeis creido ser Madre de Dios y os llamais Esclava; os teneis por Es- clava y os ofreceis á ser Madre de Dios; fe de tanta bageza, y fe de tanta gran- deza, humildad tan profunda, con mag- nanimidad tan alta. O alteza de la sa- biduria de Dios! ¡O milagros de su Om- nipotencia! Vuestras Señor son estas maravillas, ¡ S

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