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1] 126 Ñ que tengo de hacer, que es guardar yueg< tra Santisima ley, renunciar: el mun do, y dejar todas las cosas de la tier< ra, y tener vida recoyida, y espiritual: | justo es, Señor, que yo sirva, y me pe sacrifique por vos que tanto haceis por | mi, en servirte es la mayor honra que q puede venir, y es cosa marabillosa que te precies de recibir por siervo á un po- bre tan indigno como yo: Señor, bien conozco los grandes bienes que se ha- llan en la guarda de vuestros manda- mientos, aun mismo tiempo las innume- rables calamidades que se esperimentan en los caminos del mundo; Señor, por vuestra infinita misericordia abogad por los siervos amadores de él, dirigir un rayo de vuestra luz á la obscuridad de sus entendimientos, para que correspon- diendo á vuestra gracia iluminadora, en- tre en el camino de la virtud con perse- verancia hasta la muerte. . | K Lo demas como el dia primero.