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q x1I ] ba para quitarle la vida. Grande fue 5, Juan Evangelista, aquel discipulo ama- do de Jesucristo, aquel virgen, que por su pureza mereció ser tutela y guar= da “de la Sacratisima Vírgen. María, Virginem Virgini. commendavil,. mere- ció estar recostado en: el pecho del Se- for cuando celebró la cena y sele hi- zo sabedor de los misterios mas altos, y secretario de la Santísima Trinidad, Cui revelata sunt secreta Celestia; pero vuestra castidad se eleya de un mado mas admirable y ¡escelente, en el. ver= dadero Matrimonio con la mas virtuo- sa de todas las imugeres, como lo afirma S. Agustin cuando dice: José se. por= taba en su Matrimonio de un modo. ce- lestial, cumpliendo el voto que tenía pro- metido. Por tu rara castidad merecisteis recibir 4 Maria no tan solamente para sersu guarda, sino. para recibirla por tu propia Esposa. A tí, dice el Padre $S. Bernardo, te se ha dado á conocer lo mas oculto de los sacramentos divinos y ce- lestiales, y como dice el Doctísimo Ru- perto, José escedió 4 los Patriarcas. y Profetas que le antecedieron en el. co= nocimiento de los secretos de Dios. Grande fue S. Juan Bautista, por ha- e ci

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