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93 vilegiáda Niña se postró en tierra, ado- ró con profunda humildad á la Divi- na Magestad, y se ofreció á su per- pétuo servicio, alli tuvo una vida ex- celentísima, porque como crecia en la edad , crecia tambien en el espíritu, y en las virtudes delante de Dios, como dice San Ambrosio; gastaba parte del dia en subir y bajar por aquella es- cala mística de Jacob que llegaba des- de la tierra al Cielo en cuya cumbre estaba Dios, cuyos escalones son leccio= nes, meditacion, oracion, y contempla- cion con que encendia su alma con el fuego del amor divino, y en bajan- do de esta escala , se egercitaba en obra de manos, y en provecho de sus com- pañeras, mezclando sus obras esteriores, con oracion; en este tiempo, hizo es- ta Soberana Doncella otra ofrenda 4 Dios Nuestro Señor muy nueva, pero muy agradable, que fué el voto de per- petua Virginidad, ofreciendole por es- pecial inspiracion del Espíritu Santo, por que la grandeza del amor que te- nia 4 Djos, le movia á ello, y á to- marlo por Esposo. O Virgen Soberana que tan divinamente te preparó el Se- ñor con la hermosura de las Virtudes.

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