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vi y hombre, a sn Salvador, el que nació de tu virginal cláustro. La san. tidad eminente de vuestra Alma, las virtudes con que el Altísimo te enri- queció y con que te preparó. para la grande obra de. la. Encarnacion del Verbo en tus purisimas entrañas, son voces las mas elocuentes y eficaces con que el Señor nos avisa ña pureza Con= que nos debemos preparar en el Santo. tiempo de Adviento; para el: glorioso Nacimiento de vuestro Santísimo Hijo y Nuestro Señor Jesucristo. 0 Pero quien, Señora, podrá hablar de vuestras viriudes y grandeza, mas fá. — cil de llevarse las admiraciones de Jos. hombres y de los Angeles, que espo= ner su conocimiento y ciencia. Vos c0- mo Madre verdadera de Dios (Dog- ma de fe que toda la Iglesia confiesa — contra Nestorio) ¡cuales y cuantas se= rán las gracias y virtudes con que: es. té adornada tu benditisima Alma! So. lamente el Omnipotente que te las dió las conoce, y te enriqueció con ellas paz: ra que fueses digna habitacion del Hom: bra Dios, y se obrase en Vos la admira. ble obra de la encarnacion. Cuando los. Israelitas (Exod. Cap. 16.V,. 15) ad-