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(38) quando sanaba los enfermos , arrojaba los demo: nios y resucitaba los muertos : aquel mismo que padeció, que murió en una cruz , y fué sepulta. do , ese mismo soy: ego sum: nolite t£mere : ese propio es el que ahora se presenta á vosotros res ucitadoy glorioso. Ni aun con este razonamiens to tan dulce de nuestro amable Jesus abando. naban los Apostoles su temor y su incredulidad, Entonces el Señor les dixosacercaos; mirad las lagas de mis manos y.mis pies:.tocad , palpad mii cuerpo, y. reflexionad que los espiritus no tienen carne ni huesos: como vereis que yo los tengo. ¡Que bondad amados hijos mios! ¡ Quedul. zura! ¡Que amabilidad! Creyeron los Apostoles a tanto golpe de luz ; pero no Tomás ,.que se hallaba ausente hasta que con sus propios ojos vió las llagas , y consus mismos dedos tocó las de las manos, pies y costado del Redentor , sir- viendonos mas por su. incredulidad quetodoslos otros con su fé, porque desterró de nosotros qual: quier especie de-duda que: pudiera ocutrirnos sobre la verdadera resurreccion del Señor. (1)' ; ra E S (1) + Infer digitum tunm hoc, et vide 1manns meas, et affer ma núm tuam et mittecin latus meum : et noli esse incredulus , sed: fidelis. Joan: Cap. Vigesim.

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