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229) No es-menester emplear. mucho tiempo, ni desenrollar los antiguos pergamiaos de las his> torias de otros reynos para demostrar los males | que la falta de legitima succesionen:los sobera- | nos ha causado en ellos. Un exemplar bien mo- derno de nuestra España es mas que suficiente para su demostracion. Por, dos siglos consecu- tivos fué decayendo nuestra patria de su antigua gloria , hasta que en los dias deCarlos 2. se vió mas un cadaver de Reyno ,que un estado fore- ciente. Sin marina ,sin..exercito , sin caudales, sin industria, sin. ilustracion, yacia moribun- da la España: el nacimiento de un principe, adornado de valor , talentos y virtudes hubiera podido unicamente separarla del borde de su sepulcro y restituirla su esplendor antiguo. Por colmo de nuestra desgracia nos faltó este con- suelo , y muriendo sin hijos Carlos 2, aparecie- ron dos pretendientes á su corona, que apoyan- do con las armas el derecho que acada uno asis- tia , llenaron nuestro suelo de tribulaciones y calamidades. ¡ Quanta dispersion de familias! quanta perdida de caudales! ¡ quanta ruina de pueblos! ;¡quantas batallas sangrientas! Á vues- tra

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