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(186) mala compañia que nos pierde, de aquel juego | que nos arruina , de aquel injusto trato que nos condena, de aquella ociosidad que nos pudre, de aquella embidia que nós consume , de:aquez lla ambicion que ños precipita , y de-aquella torpeza que cuerpo y alma nos mancha * Mu. | “Chas ciertamente , y nosotros sordos voluntarios correínos en seguimiento de nuestros apetitos y pasiones , hasta que una muerte amarga y des- | graciada nos sepulta en una infelicidad eterna, No hijos miós, no asi : no desatendamos los lla | mamientos de Dios, sigamoslos con fidelidad como los Santos Reyes, y ellos nos enseñaran no solo á conocer á Dioscon la razon y lafé, si tambien 4 predicar 4' Dios con nuestra conducta virtuosa como ellós le predicaron en Jerusalen, PUNTO SEGUNDO. Preparado brevemente su equipage y sin faus-, tuosa obstentacion se pusieron en camino los Ma- gos conducidos de su buena estrella. Aquellos Santos Reyes no molestaban los Pueblos en su transito, nada exigian que «no satisfacieran de con-
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