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dd A Vidimus stellam. ejus in Oriente, eb venimus ado rare eum. Math. Cap. 2. No sería justo, amados hijos mios , que os quedarais hoy sin oir la palabra de Dios por ha, ber faltado el Predicador que teniaá su cargo el anuriciarla. Hallandose presente un Obispo, cuyo ministerio es predicar el Evangelio áto- da criatura , Sería mal parecido que enel dia de la manifestación de Jesu-Christo en que le ado. faron los Magos , y nos dieron tan virtuoso | exemplo de conocer, buscar y venerar al Señor dejaseis de oir las utiles reflexiones que tan vene: rable misterio nos enseña. Siempre ha sido, es, y será el sacrosanto Evengelio una mina inago- table de verdades sublimes y sobre manera in- teresantes para nuestra salvacion; pero hay algu= nos dias tan preciosos que incurririamos en fal. ta los Ministros de Jesu-Christo si dejaramos de explicarlas. No conviene dar por escusa la falta de prevencion ; por que no se trata de pre- sentaros una mesa de manjares exquisitos y de- licadamente condimentados , sino viandas -sus- tanciosas utiles á la salud y conducentes á la me- jora
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