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(143) pecado. El Principe de las tinieblas dominabael espiritu de los hombres por la idolatria, inspi- randoles una religion: vana y supersticiosa, que desterró Jesucristo estableciendo el Christianis» | mo, por la publicacion del Evangelio , cuyos preceptos son santos ¿cuyos misterios son subli. mes , y cuya doctrina es pura : aquel fuerte ar- mado , que por tantos siglos recibia indebidas adoraciones , fué vencido de nuevo por la fer. ! za superior del todo poderoso. Siguió á esta pri- mera derrota la del mundo corrompido por los desordenes de los hombres. Nose habla aqui, hi» jos mios del mundo physico que Dios mismo habia criado: no se trata del cielo , la tierra y demas elementos : no del cielo con los hermosos astros que le adornan ; el sol, la luna, y las es trellas : no de los mares , los rios, las fuentes, losaires; ni de las admirables producciones de la fecunda tierra; todas estas criaturas son bue- nas , son obras del señor , y son,nos dicen los bros santos, esquisitamente buenas : el mundo de que tratamos y que venció Jesucristo , es ¿quel que no quiso reconocer á su Redemptor, quel mundo por quien el Señor no rogó 4. su eter- sn '

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