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61 duo del comercio de Paris, reclamandonos la*cantidad de 800 pesos que decia estabamos debiendo 4 su casa. Sorprendido por la noticia, pues sabiamos que tenfamos deudores, pero ni un solo acreedor, le respondimos que manifestase cual erala deuda,\lo que hizo en el acto. ’ gSabriais jamés, ni podria jamas ocurriros en qué consistia nuestra deuda? Pues bien, amados hijos: dis— poneos 4 lleniaros de‘asombro al tener conocimiento de los innumerables artificios del enemigo. Nos espuso el individwo qué habia hecho todos esos gastos por nuestro. especial mandato; que habia alquilado y amueblado en Paris quince habitaciones por espacio de tres meses, los cuales debiamos pasar en aquella ciudad con quince in- dividuos de nuestra comitiva, viendo la esposicion uni- versal de artefactos 6 industria que habia en ella; que no habfamos cumplido nuestra érden, no obstante que le constaba que habiamos estado en la misma ciudad; pero que é! tenia derecho 4 ser pagado, pues el docu~ mento firmado por mi mismo asi lo decia. Le invitamos 4 que presentara ese documento, y en el acto sac de su cartera una 6rden escrita en esta ciudad 4 mediados de. mayo de 1867, y espedida en la calle de Revillagigedo, numero 200. Encontrabame precisamente escribiendo enando entré 4 verme el dicho individao; y para que. comprendiese la falsedad del documento, traté de pre sentarle mis escritos. La firma era imitada, y la letra tambien, aunque tenia alguna semejanza, en vista de lo cual desistié de su demanda, confesando que él 6 yo habiamos sido objeto de una burla (1). . (1) Ridiculo 4 la par “s diabélico era lo que entonces ocurria: an- tes que saliese yo de la Habana, habia salido por el vapor francés, sin dads, la 6rden fingida para mi alojamientoy el de mi comitiva, mayor que Jade un mandarin chino: apenas sali, se repartié con el ma- yor descaro por toda la ciudad una Carta pastoral apécrifa, en la cual . el autor empezaba por decir, 4 nombre mio, que la primera yirtud de un Obispo ha de ser la humildad, y que, fundado en ella, iba 4 descu- brirles mis pecados y mis perfidias, continuando despues en referir