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En esta breve resefia que hemos dado, refiriendo la historia de algunos hechos, que no se veian sino 4 la manera que se perciben los arboles de un cerro envuel- to por nieblas movidas por las brisas de la mafiana, se puede notar que no son una, sino varias, las causas que han contribuido 4 dar aliento 4 ciertos hombres, para llevar 4 cabo sus planes de conspiracion contra una au- toridad determinada. La no admision en su didcesis del Obispo de la Ha— bana, en 12 de abril del presente afio, ha sido atribuida a los voluntarios. Rechazamos esa injuria que se ha pre- tendidé hacer 4 esos cuerpos, pues tenemos convitcion moral de que no son ellos los que lo han hecho. Y 4 pro- pésito de esto, no queremos dejar de decir en este lu— gar que cierto periddico célebre de Nueva-York , refi— riendo en sus columnas del 22 de abril del presente aio una conversacion nuestra con uno de sus empleados, pone en nuestros labios conceptos y frases de cosas que no dijimos, y de ideas que ni siquiera asomaron 4 nuestra imaginacion. Una de ellas es la relativa 4 los voluntarios, 4 quienes el forjador de cien frases inexac- tas, y hasta absurdas, que nos atribuia, hage enemigos del Obispo, y causantes del trastorno ocurrido pocos dias