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nodado, y sacrificios que cuestan mucho al corazon; pero todo hombre se resigna 4 hacerlos, al contemplar la pers- ' pectiva que se le presenta en la estabilidad de su desti- no, y en la probabilidad de poder subvenir 4 su familia, 6 de volver al seno de su hogar, despues de algunos afios de laboriosidad y economia, con algunos ahorros que le proporcionarén gran satisfaccion 4 su corazon, y al de los que le aman. Pero supongamos que ese empleado lleva la persuasion de que ha de durar poco en su des— tino, y que no le han de dar tiempo para poder labrar una felicidad, que es el bello ideal que lo ha puesto en movimiento: ,qué ideas podra llevar en su corazon? Di- galo otro, pues no queremos investigar lo que pasa en corazones ajenos. — Estas consideraciones, unidas 4 otras que tienen re- lacion con la moralidad publica ; cuyo abandono es de- masiado notable, como puede verse por el documento que insertaremos despues , nos obligaron 4 acceder 4 los ruegos de personas notables, que nos suplicaron con re- petidas instancias, que lo hiciéramos presente 4 quien convenia. Y en efecto: en 14 de setiembre de 1866 ele- _ vamos una reverente exposicion al Trono, y manifesta- mos con claridad lo que creimos conveniente , rogando aS. M. la Reina que se pusiese remedio 4 los males an- tes que fuesen mayores. ' Entre otras cosas, deciamos estas palabras, las cuales contenian toda una historia: «En lo politico y en lo mo- ral hay aqui, sefiora, abiertas unas simas tan profundas, que con el tiempo vana sepultarnos en un abismo, si no ' se obstruyen cuanto antes.» Hablabamos del cambio continuo. de los altos funcionarios, en la Peninsula por efecto.de los partidos, puesto que estos se mudaban 4 menudo, sin mas resultado que elde ir creciendo el odio mutuo de los partidos: y fijando la atencion en lo que esto influia en Cuba, porir anejo casi siempre el cambio 19

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