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25 obtener alguna gracia. No es esa Madre, no ya la tier— na y amorosa Virgen Maria, cuyo amante corazon se desvive por sus amigos, pero ni esas madres que todos conocemos, quienes no viven para si, sino para sus hi+ jos, ni viven moralmente en si sino en sus hijos, ni son felices sino en la felicidad de sus hijos, y cuyo amor hacia estos crece en sus ausencias, y toma una intensi- dad mayor en sus desgracias: | Asi vemos que la.elevacion del alma y la perfeccion del sentimiento han desaparecido de todas las sectas, y que los hombres se han materializado en el oro y los placeres: su pretendida Iglesia es una pura actualidad material, sin relacion con lo pasado, sin conexion con lo futuro, sin comunicacion con el cielo. Sea cualquiera la secta, llamese la congregacion de la aristocracia, 6 la reanlow de los plebeyos, en ninguna de ellas puede ha- ber virtud sobrenatural, elevacion de alma, perfeccion del sentimiento ni ciencia de Dios; porque en todas, la pretendida religiones cose |terrena, las miras son terre: % nas, la ciencia es terrena, las oenpaciones son terrenas, no habiendo nada del cielo. Estad ciertos, nuestros muy ~ -amados hermanos, que fuera del catolicismo, empezan- do por el épiscopalismo, que sé cree algo porque es la secta de los reyes, de los grandes y de 'Jos opulentos, ¥ concluyendo con el espiritismo }y mormonismo, que son tmhirados con menosprecio hasta por los mismos partida- rios del error universal, esta sucediendo al pie de la le- tra lo que anuncié el Profeta David que aconteceria los judios. Su religion consiste en leer las es¢rituras: esta es su mesa, este su alimento; pero ved lo que decia David: Sea su mesa delante de ellos en lazo, en retor- nos y en tropiezo. Oscurézcanse sus ojos para que no wean, y encorve siempre su espalda (1). Terquedad en (1) Psalm. rxvm, versiculos 23 y 24.

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