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Il. i ' c Siempre precede 4 toda revolucion algun signo que declara que hay rebelion oculta y manejos tenebrosos; y es preciso advertir que no entiende nada en politica, ni en el modo de gobernar 4 los pueblos, quien profesa la maxima de dejar que crezcan hasta la robustez los males sociales, para cortarlos despues entre torrentes de sangre. Los hombres verdaderamente sabios, tanto 6 mas filosofan sobre cosas pequefias que sobre las'gran— des; y en prueba de ello, no hay mas que leer los dis—_ cursos de Job y sus amigos, y se vera que son tan elo— cuentes, cuando-hablan de la brizna de. yerba como cuando tratan del Orion y del,Arturo, y tan sublimes en sus descripciones, cuando describen el instinto del hermoso alazan, como al tratar sobre las propiedades del hipopétamo de los rios, y las del Leviatan de los ma- res. Los filésofos antiguos , verdaderos filésofos en cien- cias naturales, y puede decirse infalibles en sus axio- mas de politica y buen gobierno, ensefiaron , asi como nos lo ensefia el Espiritu Santo, que para evitar el caer en cosas grandes, hay que evitar la caida en las peque- Tias. Entre sus muchos aforismos sociales, nos dejaron uno, el cual nos describe admirablemente la causa por qué los pueblos de hoy dia han llegado al tristisimo es— tado.en que estan, y las naciones se precipitan hacia una ruina irreparable: hé ahi el aforismo social politico: - “ Temporibus medicina valet, data tempore prosunt, Et data non apto tempore vina nocent. (Ovip. , lib. 1 De remed. amor.) Para que un enfermo se muera, no hay mejor me— dio que el dejar que la enfermedad tome cuerpo, no ha-