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ner el Tesoro, y mucho mas en estas desgraciadas co— yunturas en que nos hallamos. Y prueba de ello es que casi desde que soy Obispo he estado cediendo parte de mis rentas al Erario, 6 las he dedicado 4 socorrer nece— sidades puiblicas, como hace tres meses, que daba la ses- ta parte cada mes 4 beneficio de los voluntarios. Pero al ceder mis rentas, obraba conforme 4 las reglas de justicia, disponiendo en favor del Erario, 6 de nuestros hermanos afligidos, 6 de los nobles soldados volunta— rios, de lo que era mio. En lo de mi secretaria no suce— deria asi, por ser los bienes que entran en ella limosnas de dispensas que tienen un fin marcado, del cual no puedo yo salir por ningun concepto, »Es cuanto tengo que informar 4 V. E. en contes— tacion 4 su atenta comunicacion 4 que me refiero. -»Dios guarde 4 V. E. muchos afios. Habana y agos- -to treinta y uno de mil ochocientos sesenta y nueve.— Execmo. Sr.—Fr. Jacinto Maria, Obispo de la Haba- na.—Excmo. Sr. Gobernador superior civil, Vicepa— trono.» APENDICE SEGUNDO, AVISOS DE LA AUTORIDAD ECLESIASTICA DE LA HABANA AL GOBIERNO SUPREMO. I, Aunque esta materia se presta 4 reflexiones muy dilatadas y muy graves, seremos parcos en hacerlas, por consultar con la brevedad, yno ser demasiado difuso. Haremos una que las encierra todas, y por ella se com- prenderé cuanta razon hemos tenido al poner en cono- cimiento del Gobierno de la metrépoli los males que Aaa ra

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