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plo algunas distinciones propias de su noble prerogati- va de ser protector y Patrono de las iglesias. _ De esto 4 tener autoridad en la Iglesia de Dios, z é ser en ella supremo gerarca, hay una diferencia in- mensa. Tengo que dirigirme ahora 4 V. E., excelen— tisimo sefior, ya que dice V. E. que es el superior ge— rarca. Si los Vicepatronos son gerarcas superiores, no siendo en realidad mas que unos delegados de los Reyes, se ha de dar por supuesto que los mismos Reyes son superiores gerarcas en la jurisdiccion espiritual. Y gde dénde les ha venido 4 los Reyes esa gerarquia? De Dios no les ha venido: del Sumo Pontifice tampoco. Sin embargo, para que los Vicepatronos sean gerarcas su- periores 4 los Obispos, les ha tenido que venir de algu- no; de los Reyes no les puede venir, porque ellos no tienen tal gerarquia; del Papa no les ha venido, pues no consta que se la haya dado; luego no existe tal ge- rarquia: y si se quiere introducir en la iglesia de mi diécesis, no sera iglesia catélica con un Obispo4 su ca- beza, sino iglesia cismatica, gobernada por quien no tiene mision, ni ‘uriadiocion. : Aqui, Exemo. Sr., la gerarquia de la Iglesia prin- cipia en mi, que soy el Obispo, y de mi sale toda ju— risdiccion 4 los sacerdotes; todo lo que se hace en mi diécesis en punto 4 nombrar curas, quitarlos interina- mente, suspenderlos, trasladarlos , todo tiene inheren— cia directa 4 los asuntos de Orden, porque sin mi con- sentimiento ningun sacerdote puede, no solo confesar, administrar Sacramentos y celebrar el santo sacrificio de la misa, pero ni manejar parroquia, ni libros, ni in- tereses parroquiales, porque todo ha de suponer en el sacerdote aptitud y dignidad: y cuando el Obispo dice que el sacerdote no es apto, no es digno, no puede estar al frente de una iglesia, aunque se empefiasen en ello todos los monarcas y todos sus enviados.

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