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249 - Exemo. Sr.: yo soy el Obispo de mi didcesis; y como tal,y en asuntos propios de mi dignidad, no he recibi- do mandatos ni aun del soberano, pues el Gobierno su- premo no se ha ingerido sino en disponer y ordenar lo que tiene relacion con la administracion de rentas ecle- sidsticas, de presentaciones de beneficios y de sosteni- miento de iglesias;y aun al tratar de eso, no hay ley, ni cédula, ni escrito que tenga la firma Yo e/ Rey, en donde se mande 4 un Obispo, sino que se le ruega y se le encarga. Yo. respeto mucho la persona de V. E. y sus comu- nicaciones; pero no puedo conceder 4 V. E. el derecho de imponerme y darme 6rdenes en materias de mi ju- risdiccion eclesiastica; pues de cualquiera manera que estas se miren, yo soy quien gobierna la Iglesia en mi didcesis; yo soy el juez en las causas, sean gubernati- vas, sean judiciales. Bien sabe V. E. que yo soy autori- dad superior en materias de Iglesia, asi como lo es V. E. en las civiles y militares; pues bien: con gran senti— : miento de mi corazon tengo que decir 4 V. E. que se me estan pasando otras comunicaciones, en que se me impone con el mismo imperio, ni mas ni menos que si se estuviese dando 6rdenes por un coronel 4 un oficial de detall. Me atrevo 4 hacer presente 4 V. E, que casi creo que V. E. ignora que se redactan asi las comuni- caciones; pero no puedo menos de manifestarle que es este el estado de las relaciones oficiales, para que se dig- ne V. E. fijar su atencion en el asunto, y obviar asi 4 que surjan otras dificultades; porque, Excmo. Sr., la paz es hija de la justicia, y la practica de esta la que conserva la armonia entre los hombres. Todo lo que ten- go° la satisfaccion de decir 4 V. E. en contestacion al citado oficio. ; Dios guarde 4 V. E. muchos afios. Habana setiem- bre once de mil ochocientos sesenta y nueve.—Exce- : ,