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$ 3 | “ >) . r 244 virtudes como soy yo, si los sacerdotes dependen de la autoridad civil para ser aprobados 6 reprobados, y si esta autoridad tuviese el derecho de anular las disposiciones del Obispo en esa materia? Jamas podria hacerse eso, | Exemo. Sr., y la Iglesia seria un congregacion revo— : lucionaria, sin caridad, sin unidad y sin obediencia 4 la autoridad, y en la cual se daria 4 César lo que es de Dios. Ruego, pues, encarecidamente 4 V. E. que detenga -su consideracion en los males que este nuevo derecho, contrario 4 toda ley divina y humana, va 4 causar: yo los estoy palpando ya, y muy graves: la impunidad es el resultado inmediato, que ven los sacerdotes que no cumplen con sus deberes, y el que se sigue, la emanci- pacion de mi autoridad. En prueba de ello, me veo en el caso de significar 4 V. E. que no hace sino diez y siete dias, que un cura de esta ha cometido un atentado casando en la cama 4 un sexagenario, contra mi man— dato expreso, y teniendo el arrojo temerario de escribir falsedades en un instrumento publico. Pues bien, exce- lentisimo sefior: ese cura, suspendido de su jurisdiecion por mi despues de formado expediente y probada la fal- sia publica, ha resistido 4 mi autoridad , protestando contra mi y negandose 4 obedecerme, y conmindndome con que pedira el amparo que le conceden los Cénones, dice él, y las leyes patrias. Este es el gran escandalo que acaba de darse en mi didcesis; escdndalo de que no tiene memoria ningun viviente de esta ciudad. Estos - son los resultados que se estin. ya palpando, los cuales tienen que dar lugar 4 que la Iglesia se -vea en la dura necesidad de lanzar sus rayos para correccion del malo y ejemplo de los demas. _ Yo no quiero suponer, ni remotamente, que V. E. quiera dar proteccion 4 ese sacerdote cismatico, tan mal aconsejado desgraciadamente como otros que hacen otras:cosas juzgadas por el publico, como desafios pi— = , : 3 eo