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243 desean otra cosa, sino apelar de la autoridad del Obispo, 4 quien Dios ha dado el encargo de vigilar por su clero, y la gracia y las luces necesarias para que conozca 4 los que son menos honestos, 6 avaros, 6 discolos, 6 amantes de las vanidades mundanas, 4 la civil, 4 la cual Dios no ha dado esos cargos, y por consiguiente a la cual ha negado, niega, y negara siempre las gra-: cias celestiales que Dios da 4 cada uno segun el cargo que le da? ; Andaria buena la Iglesia de Dios si el Obis- po nombrase 4 un sacerdote para que cuidase de las almas que le encomienda, y la autoridad civil tuviese derecho 4 desaprobar lo que hace el Obispo; y que el Obispo quitase 4 un parroco por sus escandalos, y la autoridad civil lo hiciese volver 4 ser lobo del rebaiio! Hay que desengafiarse, Excmo. Sr.: los Reyes seran Reyes magnificos, Reyes magnanimos, clementes, jus- ticieros, porque Dios les da gracia para que lo sean; pero jamas seran magnificos Obispos, porque para eso hay otras gracias que Dios no se las da: los enviados por los Reyes seran generales bizarros , intrépidos, pru- dentes , sabios, discretos, y tendran las mas relevantes prendas, porque Dios les da gracia para que lo sean; pero nunca seran buenos Obispos: nunca sabran gober- nar la Iglesia, porque Dios no llama 4 eso, ni 4 los Re- yes, nia sus enviados. Para eso es bueno el sacerdote que ha sido llamado por Dios, que observa castidad, que no'vaa teatros, nid bailes, ni tiene comercio de ningu- na especie con el mundo: 4 ese llama Dios 4 gobernar su Iglesia; 4 ese le da luz, para que pueda conocer la conducta de sus sacerdotes y curar las llagas de la mi~ seria humana, aplicando el escalpelo al miembro cor— rompido, para cortarlo y arrojarlo del cuerpo. Pero gpo- dria hacer esto el Obispo, el cual es llamado por Dios para hacerlo y tiene gracias del cielo para ello, aunque sea Obispo tan pequefio, tan ignorante y de tan pocas