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20 catolicismo van 4 abreviarse. Recordemos que el Pa- triarca San José obtuvo de Dios lo que no se ha conce-_ dido 4 ninguno de los mas encumbrados Patriarcas. Bien, puede decirse de él que por si solo forma una ge— rarquia entre las dignidades de la santidad. El fue te- . ~nido por padre natural de Jesucristo {1), y en realidad lo fue legal. La Iglesia catélica estuvo concentrada por — de treinta afios en Jesus y su Madre y su Espo- $0, y era este quien Ja protegia, quien salvé de tribula- ciones 4 esta, quien libré de los peligros 4 Aquel, quien proveyé de techo y alimento 4 los dos, y quien fue como un taberndculo que encerré al autor y consuma- | dor de nuestra fe, como un velo que cubrié 4 su Madre, y como una égida sagrada que la protegié contra las eavilaciones de los malos. San José es el tinico hombre a quien Dios ha dis- pensado favores que no han merecido los mismos sera- fines. El fue entre los hombres el primero que supo que el Verbo Eterno se habia hecho carne y habitaba entre nosotros; él es entre los angeles y los hombres el solo 4 quien el Eterno Padre entrega lo mas precioso que tiene, que es su Hijo, 4 quien el Espiritu Santo confia su ob- jeto mas amado, la Virgen, que es su \inica paloma, su escogida,’su sin mancilla, su Espasa, y 4 quien el Hijo del Altisimo, euyo cuerpo formé el Espiritu Santo en el seno virginal de Maria, se da de tal modo, que tiene tanta confianza en él solo como en todo el ejército de angeles que le sirve en los cielos: El Patriarca San José fue con toda verdad el pro- tector del Hijo de Dios hecho hombre y de su Madre, salvando 4 aque! de las persecuciones que sufrid siendo nifio, 4 esta de las calumnias de los enemigos, y pro- veyendo a los dos por espacio de treinta afios de techo, (1) Luc., cap. m, vers. 23.

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