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cho mayor, aunque en teoria aparezca que la cobranza puede ser mas facil. Yo encontraria muy facilmente el medio de ha-~ cer que se le pagasen al clero y 4 las iglesias sus asig- naciones, poniendo todas las cosas en la armonia mas _perfecta: dos medios hay para ello, y los dos dependen de V. E.; uno de ellos relativa, y otro absolutamente; el primero es, que se tome en consideracion la digni- dad del sacerdote, la santidad de su ministerioy la ne— cesidad de él para el bien espiritual de las almas y aun para e] temporal de los pueblos; si esto fuere bien me- ditado, es seguro que, si no se daba la preferencia en las cabeceras al parroco para pagarle su renta en las ad- ministraciones respectivas, 4 lo menos se le pondria 4 la par con los demas que perciben honorarios del Era- rio. Este medio depende en mucho de Y. E., por cuan- to hay en el entendimiento de V. E. la conviccion de que el asunto es asi, y de que el ministro de Dios es acreedor 4 que se le honre, y mucho mas en pre— sencia del pueblo, y yo estoy persuadido de que, si los empleados todos del Gobierno-tuviesen la mis— ma conviccion, no se verian los pérrocos en Ja dura © precision de acudir una y diez veces 4 Ja adminis- tracion , para oir siempre la misma frase: no hay di- nero. Esto estan oyendo 4 mis parrocos, cuando acaban de saber que ha habido para pagar 4 otros. Y al llegar aqui, no puedo menos de hacer presente 4 V. E. que he visto con sorpresa un documento oficial de la intendencia, publicado en la Gaceta el primero del actual, en el cual se dice que, si 4 muchos in— dividuos del clero no se les ha pagado hasta ahora, es porque ellos no han presentado los documentos jus— tificativos é indispensables; porque yo tengo certeza de que han ido veinte veces un gran numero de pir— rocos y mayordomos 4 cobrar en esta tesoreria de la