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17 sacerdotes sin subsistencia, y 4 los pueblos sin pasto espiritual, al paso que se les da con prodigalidad cuanto puede conducir 4 la indiferencia y al olvido de Dios, y a hacer dudar de la revelacion 4 los tibios y poco cimen-+ tados en la fe. Tambien empezo6 este género de persecucion con el © mismo Jesucristo y sus Apéstoles. Recibia favores de Jesus, y los recibié por espacio de tres aiios el mismo que con un signo de amistad le habia de hacer la mas _ abominable traicion. Fingfansele amigos les que, dia por dia, no hacian mas que seguirle los pasos para ver en qué podian sorprenderle. Sus mismods allegados eran los que intentaban envilecerlo y denigrarlo , diciendo que se habia. vuelto loco (1). Y otro tanto acontecié a los Apostoles, perseguidos unas veces por los enemigos dés- eubiertos y otras por los solapados, por hermanos falsos, y por muchos que se fingian judios, es decir, amantes de la ley y la justicia, siendo asi que eran una sinagoga de Satands (2). Y hoy dia esta sucediendo lo mismo 4 la Iglesia catélica, 4 la cual no parece sino que han cesa‘lo de perseguir lds herejes manifiestos , los infieles y los paganos, pero: 4 quien ultrajan los que se llaman sus hijos, dando leyes contra su existencia libre en la so- ciedad, despojando de su honor 4 su Cabeza visible, maltratando a sus Pastores y reduciendo 4 la miseria 4 sus ministros. Pero ,qué dijo Jesucristo 4 sus Apdéstoles al hablarles de estas persecuciones? Hn el mundo ten- dreis apretura; mas tened confiansa, que * 0 he vencido al mundo (3). IV. La revolucion no ha de einai dhean la Santa Sede ni sobre la Iglesia: la persecucion tomara quizas mayor intensidad; la desolacion. de la abominacion, nos (1) Marc., cap. m, vers. 21. (2) Act., cap. ul, vers, 9. (3) Joan., cap, xvI, vers, 33,

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