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191 por tanto, se dice en términos legales que uno debe por cuanto puede tambien reprobar; y no sien- do esto asi, el aprobante no seria sino una especie de . : maniquf que tiene - resortes para inclinar la cabeza en signo de aprobacion , y no los tiene para moverla 4 de- recha é izquierda y decir que reprueba. Quedaba la cuestion como antes, y el Obispo sin Jurisdiccion espi— ritual, pues pasaba el ejercicio de ella 4 quien aprobaba 6 reprobaba. Los Canones no conceden 4 los Patronos mas facultad que la de la presentacion de un sugeto aprobado por el Obispo, para que sea él sobre quien re— eaiga la colacion candnica de un beneficio. Si se erigen en aprobantes 6 desaprobantes del sugeto, ya no son Patronos, sino que pretenden ser Obispos. Debilidades son estas que acarrean muchos males 4 los mismos gobiernos y 4 los pueblos, y abren la puerta 4 cuantos abusos quieran introducir los mal avenidos con el érden recto de las cosas; daremos un ejemplo pal-" pable de esto describiendo otro conflicto que sobrevino en el mes de abril de 1866. Hacia unos siete aiios que se habia ininedunido en la Habana la costumbre de dar con solemnidad la comu— nion pascual 4 todos los militares que estuviesen en el Hospital , fuesen estos 6 no invalidos, y con impedi— mento 6 sin él, de hacerlo con el cuerpo. Solia ser el Prelado quien llenaba este acto sagrado, y asistia 4 61 el capitan general. Quise yo hacerlo en ese afio, y ha~ biendo ido 4 la capilla del Hospital, encontré que se ha- bian puesto dentro del presbiterio dos doseles con sus correspondientes sitiales, uno al lado del Evangelio-y otro al de la Epistola. Llamé esto mi atencion, pero me Ilené de asombro, cuando al poco de estar revistiéndome para el acto llegé el general segundo cabo, y, entrando en el presbiterio, se senté bajo el dosel, enfrente de mi. No era momento oportuno de hablar: que el general
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