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182 bastante confianza en sus negros esclavos, para entre— garles hasta miles de: pesos para que los empleen en compras para su casa é ingenio de azicar. Muchas gra- cias deben dar 4 Dios los Obispos, por haber llegado 4 vivir en tiempos como los presentes, en los cuales me- recen menos confianza que un negro bozal. _ Era consecuente que si no se pagaban las sumas para ornamentos, menos se habia de pagar la de 20,000 pesos anuales para reparacion y construccion de igle- sias. Las que se han hecho 6 reparado ert los afios 4 que me refiero, son dos: la de Puerto-Escondido y la de Ma- nagua, habiéndose reformado y hermoseado tambien la de Guanabacoa. La primera habia sido contratada en el ultimo afio de pontificado de mi digno predecesor: la segunda al poco de mi llegada, y una y otra subieron 4 la cantidad de unos 28,000 pesos. La tercera apenas tuvo sino una subvencion insignificanite, pues todo casi fue pagado por los fieles. Hay, por tanto, en el Tesoro dela Habana mas de 100,000 pesos que sé adendan 4 la didcesis para reparar templos, 6 para levantarlos; y no se diga que eso seré porque no se han pedido; sino por que el diocesano se ha visto inutilizado para obrar en ese punto, como ahora se demostrara. > En 1866 di un decreto de: ereccion de una iglesia patroquial en Jos limites dé la de Montserrat de la Ha— bana, la cual tiene su primer’ limite junto 4 la muralla, y su ultimo én un caserio llamado La Chorrera, 4 la distancia de una legua: 4 fines del mismo y principios del siguiente fui 4 visitar él’ pueblo de Cumanayagua, y encontrando que habia 4 distancia del poblado y de la iglesia parroquial tina barriada que contaba unos cinco mil fieles, llamada Manicaragua; di otro decreto de erection de parroquia para esta poblacion: Al poco fui 4 otro pueblo llamado Arimao ; ‘distante de Cienfue- gosy de otras parroquias cinco y siete leguas, y, acce-

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