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‘181 sin que precediese un espediente larguisimo, subasta, adjudicacion, examen de peritos, reconociniténta ‘da ingenieros, y, por fin, participacion del Obispo al vice- real Patrono de que Ja obra estaba '¢oncluida y podia pagarse, 4 lo cual se seguia nuevo reconocimiento de ingenieros del Gobierno: y entrafiaba todo esto tantas trabas y tales dispendios y dilaciones al contratista, que mas puéde decirse que perdia en vez de ganar en semejantes construcciones. Y esto lo sé por muchos he- chos , que no son dignos de consignarse en esta nar- racion. Tristeza, y muy profunda, se apoderé de mi alma con lo ocurrido en:materia de provision de ornamentos y vasos sagrados para las: iglesias parroquiales. Estaban sefialados para mi didécesis 5,000 pesos fuertes por cada un aito, de los cuales disponia el Obispo para el objeto indicado. En 1866 encargué 4 una casa respetable de Valencia doscientas casullas y cinco ternos: quise re— mitir una parte de la suma al comerciante, y al efecto puse una comunicacion 4 la intendencia real: pero, jcudl no fue mi sorpresa cuando recibi la contestacion, en la cual seme advertia que, segun las leyes de con- tratacion, tenia que poner 4 piiblica licitacion la compra de ornamentos y vasos sagrados! Se contesté que exis— tia una réal érden que esceptuaba de la subasta varias cosas, siendo una de ellas la que se cuestionaba. Se me respondié que era cierto, pero que no podia pagdrseme nada, mientras no presentasé él recibo del comerciante, por el cual constase que habia ya dado cuanto se le pe- dia. Demas esta el decir que, 4 estas fechas en que escri- bimos, todavia no sé han remitido los objetos sino en _ una parte, y que se estan adeudando4 mi didcesis los 30,000 pesos fuertes. que corresponden 4 los afios que median entre aquel y el actual; pero no esta por demas el decir, que hay muchisimos amos en la Isla que tienen
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