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179 reviste de la naturaleza de las olas del mar, que s¢ em- pujan unas 4 otras , echando las del centro 4 las que les son contiguas, ite las arenas de la playa, es casi im: posible que reine solidariamente en las oficinas el saber competente, ni mucho menos el tradicionalismo, que es el alma de las instituciones. Bien puede estar el jefe supremo de la administracion animado de los mas altos sentimientos de justicia y de religiosidad, que nunca lograra que estas reinen en todas sus disposiciones: la muchedumbre de manos que las manejan las impri— men siempre algun ecaracter que las desvirtia, y la mutabilidad incesante de esas mismas manos necesa— riamente ha de propender & que todo sea asunto de pura actualidad , sin poderlo comparar con lo pasado,y aun divorciéndolo de las tradiciones antiguas. rk Il. Noses muy sensible el tener que describir ciertas cosas que son de actualidad: pero cualquiera compren- de, en vista de lo que acabamos de asentar, que no cul- pamos 4 nadie personalmente: culpamos 4 los tiempos, 4 las instituciones viciosas, 4 las ideas modernas; pues en realidad , asi como la naturaleza da al hombre el ser natural conforme lo ha dispuesto el Criador, asi las ins- tituciones le dan el ser religioso, el niet el politico. De sectas falsas y absurdas no puede salir un pueblo -ilustrado: de institueiones sociales contrarias al derecho natural y de gentes no pueden salir ni siquiera hom= bres que tengan: las virtudes naturales de un fildsofo: de instituciones politicas, que se fundan en la soberania del pueblo, no pueden salir sibditos, porque todos se creen con derecho 4 mandar, por hacerlos soberanos las mismas instituciones: de instituciones, cuya esencia es estar mudandose cada dia como las veletas de las tor— t

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